Un kit de análisis, similar a los test de embarazo, permitirá a los pacientes celíacos comprobar de manera directa que su dieta se realiza de forma correcta. Así lo han confirmado científicos de la Universidad de Sevilla, en colaboración con expertos del Instituto Hispalense de Pediatría, el Hospital Universitario Virgen del Rocío y la empresa Biomedal. En un artículo publicado en la revista Nutrients, los expertos sevillanos detallan que los celíacos podrán autoanalizar su dieta en casa y, de esta manera, localizar aquellos productos que puedan estar interfiriendo en su mejoría.
“Una ingesta de gluten cero es imposible debido a que un nivel mínimo de contaminación está presente en la dieta diaria. Algunos pacientes no pueden consumir más de 10 miligramos diarios de gluten si quieren evitar los daños en su mucosa intestinal. Por lo tanto, son necesarias herramientas precisas y no invasivas que muestren la ingesta real y así evitar las secuelas”, indica Carolina Sousa, autora del artículo.
La celiaquía es una enfermedad crónica que afecta, al menos, al 1% de la población y que requiere una dieta sin gluten durante toda la vida. Este conjunto de proteínas, presentes en el trigo, el centeno, la cebada y la avena, provoca una reacción inmunológica en pacientes predispuestos genéticamente y produce una reacción inflamatoria en el intestino.
En la actualidad, el seguimiento de una dieta sin gluten implica importantes restricciones en la vida social del celíaco, ya que más de la mitad de los alimentos que se venden en los supermercados contienen gluten. Además, más del 45% de los pacientes presentan daño intestinal o síntomas después de un año en dieta sin gluten, probablemente debido a transgresiones en la dieta realizadas voluntaria o involuntariamente.
Hasta ahora, el médico se valía de cuestionarios dietéticos, serologías, biopsias o contenido de grasas en heces para intentar averiguar el grado de exposición del paciente al gluten y detectar así las transgresiones ocasionales que impiden la curación de la mucosa. Pero la realidad es que estas pruebas no son suficientemente eficaces.
A menudo, los expertos tienen dificultades para evaluar el cumplimiento. La exposición puede ocurrir sin importar lo cuidadoso que un paciente sea, debido a la contaminación cruzada (en el procesado, transporte o elaboración de los alimentos) o por la falta de conocimiento sobre los ingredientes (contaminación directa).
Tras el rastro del gluten
Este nuevo sistema permite la detección de transgresiones accidentales después de la aparición de síntomas, como diarreas o vómitos, y su diferenciación de una simple gastritis, por ejemplo.También posibilita realizar un seguimiento de los pacientes en el diagnóstico y al inicio del mismo, cuando es más fácil infringir el tratamiento por desconocimiento. Además, permite el análisis en la gestión de la dieta para cualquier enfermo evitando pruebas más agresivas.
Los investigadores proponen como marcadores no invasivos la detección en heces y orina de péptidos inmunogénicos del gluten (GIP), los causantes de la inflamación intestinal, mediante anticuerpos monoclonales (G12 y A1). Son resistentes a la digestión gastrointestinal, por lo que una parte del gluten ingerido se elimina en las heces.
“Los estudios realizados en pacientes han demostrado que algunos de ellos tenían resultados negativos en las pruebas serológicas y, sin embargo, presentaban daños en el intestino. A través del estudio de los GIP, no queda lugar a dudas de la presencia de gluten en heces y orina. Por tanto, el análisis fecal GIP es un método preciso y no invasivo que permite una evaluación directa y cuantitativa después de la ingestión”, indica la investigadora.
Por otro lado, una parte del gluten ingerido es absorbida en el tracto, llega a la circulación y se excreta en la orina. En los estudios, los expertos observaron que los péptidos se detectaron en muestras de orina entre 6 y 48 horas después de la ingesta.
Fuente: Nutrients (2017); doi:10.3390/nu9010046