Una investigación internacional ha revelado que el uso de los antiinflamatorios no esteroideos, los llamados AINE, pueden aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca incluso en aquellas personas que no tienen antecedentes de problemas cardíacos, y dependiendo de cuál se use el riesgo puede variar.
Los resultados, publicados en British Medical Journal muestran que, en términos generales, el riesgo de ingreso hospitalario por este fallo cardiovascular es un 19% mayor en quienes habían tomado estos fármacos durante las dos semanas previas, en comparación con quienes no fueron tratados con esta medicación.
No todos los antiinflamatorios tienen el mismo riesgo. Éste varía en función de si se había consumido naproxeno (16% mayor) o ketorolaco (83%). Asimismo, el celecoxib apenas provocó un mayor riesgo.
“Las dosis más altas se asocian a un mayor riesgo”, ha reconocido Gunnar Gislason, director científico de la Fundación Danesa del Corazón y autor de un editorial que acompaña al estudio, que también precisa que no encontraron diferencias por sexos ni el riesgo era mayor en quienes ya habían sufrido una insuficiencia cardiaca previa.
El análisis incluyó más de 92.000 personas de Italia, Alemania, Reino Unido y Países Bajos que fueron hospitalizados por insuficiencia cardíaca, y que fueron comparados con un amplio grupo control de más de 8,2 millones de personas que no habían sido ingresados por este motivo.
Análisis de más de 16.000 ingresos vinculados a los AINE
En total, 16.081 personas (17,4%) de las que fueron hospitalizadas por una insuficiencia cardíaca habían recibido estos fármacos, frente al 14,4% de usuarios dentro del grupo control.
El riesgo de insuficiencia cardíaca era significativamente mayor en quienes estaban en tratamiento con ketorolaco, etoricoxib, rofecoxib, indometacina, piroxicam, diclofenaco, ibuprofeno, naproxeno y nimesulida, fármacos que se asociaron con un mayor riesgo en hombres y mujeres con independencia de su salud cardiovascular.
Además, quienes consumían dosis muy altas de diclofenaco, etoricoxib, indometacina, piroxicam y rofecoxib tenían más del doble el riesgo de insuficiencia cardíaca que el resto de pacientes.
Los autores reconocen que una de las limitaciones del estudio es que no tenían datos de los fármacos AINE de venta libre, como el ibuprofeno, por lo que podría haber pacientes clasificados como no usuarios que en realidad podrían haberlo adquirido por su cuenta.
Otro inconveniente es la posibilidad de que algunos pacientes ingresados por insuficiencia cardíaca estuvieran vinculados a otros problemas cardiovasculares.
Fuente: British Medical Journal (2016); doi:10.1136/bmj.i5163