La apnea del sueño empeora la enfermedad hepática grasa no alcohólica en adolescentes obesos, según ha mostrado una investigación realizada por expertos de la Universidad de Colorado School of Medicine, Estados Unidos, a 36 pacientes y que ha sido publicada en la revista Journal of Hepatology.
La enfermedad de hígado graso no alcohólica es la acumulación de grasa en las células hepáticas en personas que consumen poco o nada de alcohol, una patología que está aumentando en todo el mundo, tanto en adultos y niños.
Además, se estima que afecta hasta el 30 por ciento de la población general en los países occidentales y hasta 9,6 por ciento de todos los niños y 38 por ciento de los niños obesos a través de un espectro de la enfermedad, incluyendo aislado esteatosis hepática, esteatohepatitis no alcohólica y la cirrosis.
Un hecho paralelo a la creciente incidencia de la obesidad y la diabetes tipo 2, y que ahora se considera que es el componente hepático del síndrome metabólico. De hecho, aunque la esteatosis hepática aislada se considera una forma menos agresiva de hígado graso no alcohólico, los pacientes pueden progresar a fibrosis, cirrosis severa e, incluso, a carcinoma hepatocelular.
Trastornos respiratorios del sueño más graves
Para realizar la investigación, los expertos evaluaron si el estrés oxidativo inducido por la apnea obstructiva del sueño y por los bajos niveles de oxígeno durante la noche favorecía la progresión del hígado graso no alcohólico pediátrica.
Los pacientes fueron sometidos a un estudio estándar multicanal del sueño (polisomnografía), que se obtuvo por un técnico capacitado de investigación e interpretada por un solo médico medicina del sueño, ambos de los cuales fueron cegados a los resultados de la biopsia hepática.
Los investigadores encontraron que los pacientes con hígado graso no alcohólico experimentaron trastornos respiratorios del sueño más graves y sus puntuaciones del índice de apnea eran significativamente mayores.
“Estos datos muestran que los trastornos respiratorios del sueño son un desencadenante importante de estrés oxidativo que promueve la progresión del hígado graso no alcohólico”, han aseverado los expertos, quienes han reconocido que se necesitan realizar más investigaciones para demostrar esta afirmación.
Fuente: Journal of Hepatology (2016); doi:1o.1016/j.jhep.2016.05.042