Un grupo de investigadores, entre los que participan expertos de la Universidad del País Vasco, han descubierto en el ADN ‘basura’ un gen que, al parecer, es clave en el desarrollo de la enfermedad celíaca, una patología de base inmunológica que se manifiesta como una intolerancia a las proteínas del gluten, presentes en el trigo, el centeno y la cebada.
Esta intolerancia provoca una reacción inflamatoria en el intestino delgado que dificulta la absorción de nutrientes y cuyo tratamiento sólo consiste en una dieta estricta libre de gluten de por vida. Ya es conocido que la celiaquía se desarrolla en personas genéticamente predispuestas, pero que a pesar de que el 40% de la población es portador del factor de riesgo más determinante (los polimorfismos HLA-DQ2 y DQ8), solo el uno por ciento desarrolla la enfermedad.
“Estamos ante una enfermedad genética compleja, en la que numerosos polimorfismos influyen, cada uno con una contribución muy pequeña, en su desarrollo”, ha explicado la investigadora de la UPV/EHU, Ainara Castellanos, que ha liderado el trabajo, publicado en Science
Uno de esos factores de riesgo añadidos se encuentra, según esta investigación, en el conocido como ADN ‘basura’, es decir, el 95% del ADN, a pesar de ser la parte más desconocida ya que no se dedica, como el 5% restante. a sintetizar proteínas. Ahora bien, se conoce que regula procesos importantes en el organismo como, por ejemplo, la respuesta inmunitaria y que, en él, se podrían hallar las causas de enfermedades autoinmunes como la celiaquía.
Producido por el ácido ribonucleico
En este sentido, los expertos han encontrado en una de estas regiones del genoma basura el gen lnc13, clave en la regulación de la respuesta inflamatoria observada en los pacientes celíacos. Este gen está producido por el ácido ribonucleico, el cual pertenece a la familia de los ARN largos no codificantes (long non-coding RNA o lncRNA, por sus siglas en inglés) y se encarga de mantener los niveles normales de expresión de genes proinflamatorios.
En las personas celíacas, este ARN no codificante apenas se produce, con lo que no se regulan adecuadamente los niveles de estos genes inflamatorios, que incrementan su expresión. Asimismo, además de producirse en cantidades bajas, el lnc13 que producen los pacientes celiacos presenta una variante que altera su funcionamiento, por lo que se crea un ambiente inflamatorio que propicia el desarrollo de la enfermedad.
Este estudio confirma la importancia de las regiones del genoma consideradas previamente como ‘basura’ en el desarrollo de dolencias comunes como es la enfermedad celiaca, y abre la puerta a una nueva posibilidad diagnóstica. Ahora mismo estamos interesados en conocer si los niveles bajos de este ARN son una característica temprana de la celiaquía (y de otras patologías inmunes), lo que podría servir como herramienta diagnóstica antes de su aparición.
Fuente: Science (2016); doi:10.1126/science.aad0467