Investigadores de la Escuela Politécnica Federal y la Universidad de Zurich, en Suiza, han descubierto que un compuesto natural presente en el brócoli y otras verduras, el sulforafano, puede tener una influencia positiva sobre la eficacia de algunos medicamentos al aumentar los niveles de algunas enzimas intestinales. El hallazgo se publica en Plos One.
En este caso, los investigadores analizaron en el laboratorio los efectos de este compuesto en diferentes tipos de células intestinales de sujetos sanos y otras de pacientes con cáncer colorrectal, utilizando concentraciones equivalentes a las que se pueden ingerir con una ración de brócoli.
Los investigadores descubrieron que el sulforafano aumenta los niveles de enzimas en las células tumorales, incluyendo las de una enzima conocida como AKR1C3, que está presente en varias rutas metabólicas y frente a la que actúa un fármaco oncológico todavía en desarrollo.
No obstante, los científicos vieron que el sulforafano no causaba los mismos efectos en todos los casos ya que, si las células tumorales presentaban una concentración significativamente elevada de AKR1C3 como consecuencia del cáncer, sí que causaba un incremento adicional. Pero si los niveles iniciales eran bajos, no tenía efecto alguno, al igual que sucedía en las células intestinales de sujetos sanos.
El fármaco que se dirige contra esta enzima, conocido como PR-104A, utiliza el AKR1C3 para activarse cuando entra en contacto con él, lo que llevó a los autores a probarlo en un cultivo celular para ver si el sulforafano podía aumentar su eficacia.
De este modo, vieron que cuando los científicos trataban previamente a las células tumorales con este compuesto del brócoli con menos de un tercio de la dosis habitual del PR-104A era suficiente para acabar con ellas.
“Los fármacos contra el cáncer suelen tener fuertes efectos secundarios, por lo que cualquier enfoque que reduzca la dosis de la medicación manteniendo la eficacia es bienvenido”, ha destacado Shana Sturla, que ha liderado el estudio.
La ventaja de este compuesto es que “se produce de forma natural en nuestros alimentos y no es tóxico en las concentraciones que se han probado”, ha subrayado. Además, su efecto beneficioso se observó sólo en las células tumorales y no en las sanas.
Fuente: Plos One (2016); doi:10.1371/journal.pone.0150219