El pediatra Xabier Txakartegi advierte, en su tesis titulada ‘Exceso de peso infantil: intervención en atención primaria pediátrica’, de que “el problema del exceso de peso infantil es grave”, ya que estos niños “han comenzado a desarrollar diabetes de tipo B, hipertensión y otro tipo de enfermedades”.
Txakartegi ha medido durante varios años el índice de masa corporal (IMC) de los niños y niñas de Gernika-Lumo, y, entre otras cosas, ha concluido que aplicando ciertas medidas preventivas el nivel de obesidad no ha descendido pero han conseguido que no ascienda. El autor de la tesis ha admitido que esperaban mejores resultados en lo que respecta a la influencia que podría tener la lactancia materna en el exceso de peso.
Según ha explicado, los grupos de pediatría de Atención Primaria “pueden influir en la ralentización del exceso de peso (EP) o, por lo menos, pueden impedir el incremento de la tasa de prevalencia”. “Nosotros hemos tomado tres tipos de medidas: las dirigidas a toda la sociedad, las dirigidas a los centros educativos y las dirigidas a los niños, en particular”, ha indicado.
El grupo de pediatría de Gernika-Lumo ha realizado un seguimiento sistemático del índice de masa corporal (IMC) de los niños y niñas durante 26 años, y, según sus conclusiones, no han apreciado “ninguna mejoría en lo que respecta a las tasas de prevalencia del exceso de peso, pero, no obstante, el nivel de obesidad no ha crecido, al contrario de la mayoría de investigaciones”. En su opinión, sí han obtenido “algún resultado positivo”, porque si se compara el IMC de niños y niñas de otros grupos pediátricos, en los que no han tomado las medidas que han tomado ellos, la población infantil de Gernika “está más sana, en lo que respecta al EP”.
El grupo de pediatría envió una serie de recomendaciones a todos los centros educativos de Gernika-Lumo, entre otros, no celebrar cumpleaños y demás eventos como hasta entonces, sino de otra manera. También se envió varios consejos a las familias, como “comer cinco veces al día, dar mayor importancia al desayuno, evitar las grasas saturadas, no tomar bebidas azucaradas, etc”. “Fueron estas, más o menos, las medidas preventivas para hacer frente al exceso de peso”, ha explicado Txakartegi.
Lactancia materna
En cuanto a los resultados relativos a la lactancia materna, Txakartegi ha reconocido que para ello fue “una gran decepción, el resultado no fue positivo, tal y como esperábamos, ya que pensábamos que la lactancia natural protegía a los niños y niñas del exceso de peso, y los resultados obtenidos no confirmaron nuestro supuesto”. Al contrario, los niños y niñas alimentados durante largo tiempo con lactancia natural presentaban “tasas mayores de prevalencia estadísticamente significativas”.
Por otro lado, el investigador ha señalado que sí que hay diferencias entre niños y niñas. Así, con respecto exceso de peso, “hasta los tres años el nivel de obesidad es parecido entre unos y otras, pero una vez superados los tres años, el IMC asciende en las niñas, y luego desciende hasta que cumplen los diez años, y a partir de entonces, el IMC asciende”.
En el caso de los chicos, “el ascenso del IMC sucede más tarde, aproximadamente a los seis años, y, después, el IMC desciende, hasta que cumplen 10-14 años”. Estos estudios determinan que “en la infancia los chicos son más obesos, y, una vez superada esta etapa, las chicas tienen una mayor tasa de prevalencia en lo que respecta al exceso de peso”, ha resumido Txakartegi.
Fuente: Jano