Tomar 2 o más bebidas azucaradas cada día está relacionado con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca, según un trabajo publicado en la revista Heart. Las conclusiones no son válidas para el caso de las mujeres, ya que el estudio se hizo solo en hombres.
La insuficiencia cardíaca afecta a más de 23 millones de personas en todo el mundo. Apenas la mitad de los pacientes diagnosticados siguen vivos cinco años después. Los grupos de mayor riesgo son los hombres y los ancianos.
Por su parte, las bebidas endulzadas son consumidas en todo el mundo, especialmente entre los más jóvenes. Su ingesta regular se ha asociado con cambios en la presión arterial, los niveles de insulina y los marcadores inflamatorios, así como con aumento de peso, diabetes, enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular.
La ingesta regular de bebidas azucaradas se asocia con cambios en la presión arterial, los niveles de insulina y los marcadores inflamatorios
En un intento de evaluar el vínculo entre el riesgo de insuficiencia cardíaca y el consumo de dichas bebidas, los investigadores del Instituto Karolinska de Suecia analizaron a 42.400 hombres residentes en dos condados del país nórdico entre 1998 y 2010.
Todos los participantes, nacidos entre 1918 y 1952, anotaron su consumo de 96 alimentos y bebidas durante una media de 12 años. No se hizo distinción entre bebidas endulzadas con azúcar, fructosa o edulcorante artificial, pero no se incluyeron el café, té o los zumos de fruta.
“Durante el período de seguimiento se diagnosticaron 3.604 casos nuevos de insuficiencia cardíaca y 509 personas murieron por esta causa”, sostienen los autores, liderados por Susanna C. Larsson, de la Unidad de Epidemiología Nutricional del centro sueco.
Después de descartar otros factores, el análisis indica que el consumo de por lo menos dos vasos diarios de bebidas azucaradas se asocia con un aumento del 23% en el riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca en comparación con ningún consumo.
Para descartar la causalidad inversa –es decir, si personas con insuficiencia cardíaca no diagnosticada bebían más líquidos endulzados, lo que inflaría los resultados–, los expertos excluyeron a todos los diagnosticados durante los primeros cinco años del seguimiento. Así se obtuvieron resultados similares, aumentando incluso el riesgo asociado a un 25%.
Los autores quieren dejar claro que se trata de una investigación observacional sin conclusiones definitivas sobre una posible relación causa-efecto. Además, como en el estudio solo participaron hombres blancos de edad avanzada, los resultados pueden no ser aplicables a grupos de edad más jóvenes, mujeres u otros grupos étnicos.
En un editorial acompañante, Miguel Martínez-González y Miguel Ruiz-Canela, del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, explican la complejidad de la insuficiencia cardiaca y las implicaciones de este trabajo.
“El consumo de bebidas endulzadas tiende a disminuir con la edad, y no está claro si hay alguna diferencia entre azucaradas y edulcoradas”, exponen los expertos españoles. “Además, el alto consumo de bebidas endulzadas es indicador de una dieta pobre, lo que resulta un determinante más fiable de desarrollo de la enfermedad que cualquier de sus componentes”.
Los investigadores afirman que la asociación de bebidas azucaradas con obesidad y diabetes tipo 2, todos factores de riesgo para la insuficiencia cardiaca, “refuerza la verosimilitud biológica de los hallazgos del estudio”.
“El mejor mensaje para una estrategia preventiva sería recomendar un consumo ocasional de bebidas azucaradas o evitarlos por completo”, concluyen los científicos de la Universidad de Navarra.
FUENTE: Heart (2015); doi:10.1136/heartjnl-2015-307542