Investigadores de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) y el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) de Barcelona, entre otros, han participado en la cuarta edición del Código Europeo contra el Cáncer, que tiene por objeto reducir la carga del cáncer al informar sobre cómo evitar o reducir la exposición a sustancias cancerígenas, adoptar comportamientos para reducir el riesgo de cáncer o para participar en los programas de intervención organizados.
El código incluye 12 recomendaciones para prevenir el cáncer y, entre ellas, sugerencias para las exposiciones ocupacionales y ambientales. Así, el lema de esta edición es “en el lugar de trabajo, protégete contra las sustancias que causan cáncer, siguiendo las instrucciones de salud y seguridad”.
Las personas están expuestas a lo largo de su vida a una amplia gama de contaminantes ambientales y ocupacionales de diferentes fuentes tanto en el hogar y en el trabajo como en el medio ambiente en general. Se trata de exposiciones que normalmente no pueden ser controladas directamente por el individuo. Diversos productos químicos, metales, polvo, fibras y trabajos han sido causalmente asociados con un mayor riesgo de cánceres específicos, como el cáncer de pulmón, piel y vejiga urinaria, y mesotelioma.
Es más, cantidades significativas de contaminantes del aire -principalmente procedentes del transporte por carretera y la industria- se emiten en la Unión Europea (UE). Se ha atribuido una mayor incidencia de cáncer de pulmón por la contaminación atmosférica, incluso en áreas que están por debajo de los límites diarios de la UE debido a la contaminación del aire. Además, una amplia gama de plaguicidas, así como productos químicos industriales y domésticos, puede dar lugar a la exposición humana generalizada, principalmente a través de los alimentos y el agua.
Para la mayoría de los contaminantes ambientales, las medidas más eficaces son las regulaciones y acciones comunitarias dirigidas a reducir y eliminar las exposiciones. “Por tanto, es imprescindible crear conciencia sobre los carcinógenos ambientales y ocupacionales para motivar a las personas a ser proactivas en la promoción de la protección y el apoyo a las iniciativas destinadas a reducir la contaminación”, explica Manolis Kogevinas, director adjunto e investigador de CREAL, centro de la alianza ISGlobal.
Regulaciones no son homogéneas en la UE
Para poner en práctica de forma efectiva la prevención a las exposiciones ambientales suele ser necesario contar con los respectivos marcos sociales. Si bien cada individuo puede contribuir a la reducción de la contaminación del aire, esto no reduce necesariamente el riesgo de cáncer en el individuo, pero contribuirá a una sociedad más sana.
“La recomendación más aplicable en el entorno laboral es estar al tanto de las medidas de protección y aplicarlas en consecuencia, siguiendo las instrucciones sobre cómo manipular materiales peligrosos en el trabajo, evitar la exposición innecesaria y tomar conciencia de las exposiciones más relevantes que se producen en el trabajo, en casa, y en el medio ambiente general”, continúa Kogevinas.
Las regulaciones no son homogéneas en todos los países de la UE y las medidas de protección en el lugar de trabajo no se utilizan sistemáticamente para todos los trabajadores todo el tiempo. Por lo tanto, la recomendación de la cuarta edición del Código europeo contra el cáncer se centra en lo que las personas pueden hacer para reducir su riesgo de cáncer, protegerse en el lugar de trabajo contra las sustancias que causan cáncer y seguir las instrucciones de salud y seguridad.
FUENTE: Cancer Epidemiology (2015); doi: 10.16/j.canep.2015.03.017