Un estudio publicado en Revista Española de Cardiología ha puesto de manifiesto que el seguimiento de una dieta mediterránea se asocia a un mejor perfil lipídico en plasma, debido, concretamente, a que proporciona una mayor concentración de colesterol HDL, considerado un indicador de buena salud cardiovascular. El trabajo, realizado porn grupo de científicos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (entre otros centros), constata la influencia de los hábitos alimentarios y la aparición y progresión con la enfermedad cardiovascular.
Los investigadores llevaron a cabo un análisis transversal de los datos de 1.290 participantes de la cohorte del Aragon Workers Health Study (AWHS), sobre los cuales se analizó la información dietética obtenida a través de un cuestionario que cuantificaba el consumo habitual de 136 productos durante los 12 meses previos mediante técnicas estadísticas de análisis factorial.
A través de este análisis se identificaron dos perfiles de dieta claramente diferenciados: el grupo que mayoritariamente seguía un patrón de dieta mediterránea, basada en el consumo habitual de verduras, frutas, pescado, carnes blancas, frutos secos y aceite de oliva, y por otro lado el grupo con un perfil más asociado al patrón de dieta occidental, rica en carnes rojas, comida rápida, productos lácteos y derivados de cereales refinados.
Ya con esta información, los investigadores evaluaron, a través de muestras de sangre, la asociación entre dieta y diversos marcadores intermedios de riesgo cardiovascular. Los datos revelaron que los participantes que siguieron una dieta más asociada a este patrón “mas saludable” (mediterráneo) presentaban cifras de colesterol HDL (colesterol bueno) mayores que los participantes con mayor adhesión al patrón de dieta occidental (54,8 mg/dl vs 49,9 mg/dl).
“Estos datos muestran que entre los individuos que siguen más de cerca uno u otro patrón dietético hay una diferencia de 5mg/dL (aproximadamente un 10% de diferencia) en los niveles de colesterol HDL”, puntualiza el Dr. José Luis Peñalvo, como coautor del estudio e investigador del Área de Epidemiología y Genética de Poblaciones de la Fundación Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).
Los resultados del estudio concuerdan con los estudios observacionales previos que también han demostrado que, en general, un mayor consumo de alimentos procesados y de origen animal, característico de las dietas más occidentales, se asocia a valores más bajos de “colesterol bueno”. “Éste es el caso de un consumo elevado de alimentos con azúcares añadidos e hidratos de carbono refinados que han demostrado aumentar la adiposidad visceral, reducir la sensibilidad de la insulina y estimular la creación de grasas de reserva y triglicéridos en el hígado, lo cual podría provocar una disminución de los niveles de colesterol HDL”; matiza el Dr.Peñalvo, quien añade que, “por el contrario, el efecto favorable de la dieta mediterránea podría deberse al consumo de aceite de oliva en el contexto de una dieta rica en frutas y verduras”.
En el presente estudio también se ha analizado el cociente trigliceridos/cHDL, un indicador, este, que se ha relacionado con el riesgo de enfermedad coronaria. “En nuestro trabajo vemos cómo este cociente va disminuyendo en función de una mayor adherencia a la dieta mediterránea”, explica el investigador del CNIC.
Como conclusión, el Dr. José L. Peñalvo destaca que, “este estudio pone de manifiesto la asociación existente entre los niveles de colesterol HDL y el tipo de dieta que se sigue habitualmente. Esta relación ya se ha puesto de manifiesto en estudios previos como el PREDIMED sobre intervención con dieta mediterránea, pero es importante verificar que esta asociación se mantiene en la población en general, sin intervención y que existe una relación proporcional entre la mayor adherencia a una dieta mediterránea y un mejor perfil lipídico”.
A mayores niveles de colesterol HDL, mayor protección cardiovascular
Las cifras totales de colesterol están formadas por la suma de colesterol HDL (o colesterol “bueno”), lipoproteínas de alta densidad que protegen ante la enfermedad cardiovascular, y por el colesterol LDL (o colesterol “malo”), lipoproteínas de baja densidad que cuando se acumulan en la sangre forman placas adiposas que obstruyen las arterias provocando la disminución del riego en las arterias (isquemia) que, si se prolonga lo suficiente puede llegar a romperse y causar un infarto cerebral o cardiaco.
En cuanto a la relevancia de estas cifras como indicadores de riesgo cardiovascular, el Dr. Peñalvo clarifica que, “no es tan relevante la interpretación individual de cada uno de estos valores sino la relación entre los distintos tipos de lipoproteínas y el análisis de las mismas, teniendo en cuenta otros factores de riesgo como la edad, historia familiar, hipertensión, tabaquismo, etc.”.
FUENTE: Rev Esp Cardiol (2015); doi: 10.1016/j.recesp.2014.09.018