Los nuevos fármacos para tratar la hipercolesterolemia reducen en un 48% los eventos cardiovasculares, según han asegurado diversos expertos con motivo de la celebración, el próximo sábado 28 de marzo, de la Reunión Anual de la Sección de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que este año coincide con el XXVIII Congreso de la Sociedad Canaria de Cardiología.
Los participantes en el encuentro someterán a debate los resultados de los primeros estudios clínicos sobre el uso de los inhibidores de la proteína PCSK9 en pacientes de alto riesgo cardiovascular. Hasta la fecha, los inhibidores de la proteína PCSK9 han demostrado ser eficaces y seguros para disminuir de manera espectacular los niveles de colesterol LDL, llegando a valores inferiores a 25 mg/dL, cifras que hasta el momento no se habían logrado.
Ahora, los resultados de dichos estudios muestran que el uso de estos anticuerpos no sólo reduce drásticamente los niveles de colesterol, sino que también disminuye el número de infartos, ictus y muertes cardiovasculares.
En concreto, los estudios ‘OLSER-1’ y ‘OLSER-2’ han analizado el efecto de estos anticuerpos en 2.976 personas que recibieron, además del tratamiento con estatinas, una dosis de 140 miligramos cada 2 semanas o 420 miligramos al mes, comparándolo con los resultados de 1.489 pacientes que recibieron el tratamiento con estatinas y un placebo.
Tras el análisis, se observó una reducción del colesterol LDL de 73 mg/dL en 48 semanas. Además, a las 12 semanas, un 73,6% de los pacientes que tomaban el inhibidor de la proteína PCSK9 evolocumab lograron disminuir el colesterol LDL por debajo de los 70 mg/dL mientras que solo el 3,8% de los tratados con el placebo lograron alcanzar esta cifra. También, se redujo el número de infartos y de ictus.
Por su parte, el estudio ‘ODYSSEY’, que ha contado con 2.341 participantes, ha mostrado que el inhibidor de la proteína PCSK9 alirocumab ha logrado reducir los niveles de colesterol en un 62% en 24 semanas y, además, ha disminuido en un 48% los eventos cardiovasculares como infarto, ictus o muerte cardiovascular.
“Estos estudios reflejan un paso adelante en la investigación y parecen ser la gran promesa farmacológica en el campo de la prevención cardiovascular, fundamentalmente para aquellos pacientes que no toleran las estatinas o que, a pesar estar tratados con las estatinas más potentes no logran un control adecuado de LDL. Estos fármacos se muestran además como una opción muy prometedora para los pacientes con hipercolesterolemia familiar”, ha señalado el presidente de la Sección de Cardiología Clínica de la SEC, Vivencio Barrios.
Además, prosigue, el hecho de reducir el colesterol tan drásticamente, hasta cifras que hasta la fecha eran impensables, no parece que tenga ningún efecto perjudicial para el paciente. “Incluso en aquellos pacientes que llegan a cifras muy bajas de LDL (por debajo de 25) no se observan efectos adversos significativos”, ha puntualizado.
La proteína PCSK9 se une a los receptores de LDL incrementando la degradación de los mismos y reduciendo la eliminación de partículas LDL. Así, modula la cantidad de colesterol que hay en sangre. Los inhibidores de la PCSK9 anulan la acción de esta proteína facilitando así el trabajo de los receptores de LDL y, por consiguiente, disminuyendo el nivel de colesterol en sangre.
El tratamiento con doble antiagregación, a debate
Otro de los aspectos que se someterán a debate es el doble tratamiento antiagregante en pacientes con infarto de miocardio pasado el primer año, a la luz de los resultados del estudio PEGASUS-TIMI 54, que ha evaluado el posible beneficio de la prolongación del tratamiento con doble antiagregante para pacientes que han padecido un infarto de miocardio con algún factor de alto riesgo asociado.
Actualmente, las guías de práctica clínica establecen el tratamiento con doble antiagregación durante un año para aquellos pacientes con síndrome coronario agudo (SCA) que han sufrido un infarto. Una vez superado ese período, el paciente sigue el tratamiento con un único antiagregante, habitualmente la aspirina.
Los autores de PEGASUS-TIMI 54 han evaluado durante 33 meses los efectos de la doble antiagregación en un total de 21.162 pacientes que habían padecido infarto agudo de miocardio entre 1 y 3 años antes.
Los participantes fueron divididos en tres grupos: al primer grupo se le administró, además de la aspirina, una dosis de 90 miligramos dos veces al día de ticagrelor (un segundo antiagregante plaquetario), al segundo grupo se le administró una dosis de 60 miligramos dos veces al día de ticagrelor y al tercer grupo se le administró un placebo.
Aumento del sangrado
Tras el seguimiento, se observó que un 7,85 y un 7,77% de las personas tratadas con la dosis de 90 y de 60 miligramos dos veces al día respectivamente, sufrieron infarto, ictus o muerte cardiovascular, mientras que el porcentaje ascendía a 9,04% en aquellos pacientes que tomaron el placebo, es decir, los que fueron tratados con un único antiagregante.
De esta forma, los investigadores concluyeron que las dos dosis diarias de un segundo antiagregante plaquetario redujeron entre un 15 y un 16% el riesgo de muerte cardiovascular, infarto o ictus.
Asimismo, la contrapartida del doble tratamiento es el incremento de la probabilidad de sangrado: mientras que sólo el 1,06% de las personas a las que se les administró placebo sufrieron hemorragias graves, este porcentaje ascendió hasta el 2,6 y el 2,3% para los que tomaron la dosis de 90 y 60 miligramos de ticagrelor, respectivamente.
FUENTE: Jano