La diabetes y la hipertensión, sumadas al envejecimiento, son los principales factores de riesgo de enfermedad renal crónica (ERN), que, según un estudio publicado en 2004 en The New England Journal of Medicine, afecta en todo el mundo al 17% de los individuos mayores de 20 años. Esta patología influye negativamente en el funcionamiento normal de los riñones durante un periodo superior a 3 meses. La mayoría de los pacientes se diagnostican en los estadios terminales de la enfermedad, en los que se requieren terapias sustitutivas (TSR) como diálisis o trasplante renal.
Ahora, un grupo de científicos ha publicado en The Lancet datos sobre la enfermedad y ha afirmado que, en el mejor de los casos, la mitad de la población requiere ambas terapias, la diálisis y el trasplante, para la insuficiencia renal. Según este trabajo, al menos 2,3 millones de personas han muerto prematuramente a causa de la insuficiencia renal al no tener acceso a los tratamientos sustitutivos.
“La mayoría de estas muertes se pueden prevenir y la mayor parte de ellas ocurre en los países de bajos y medios ingresos. El alto coste de las técnicas de diálisis actuales –de 20.000 a 100.000 dólares por persona al año– son inaccesibles para la mayoría de las personas que las necesitan”, explica Vlado Perkovic, profesor del Instituto George de Salud Global y la Universidad de Sydney, Australia, y líder del estudio. La investigación muestra que la mayoría de estas muertes se produjeron en China, India, Indonesia, Pakistán y Nigeria, donde menos de un cuarto de los pacientes reciben tratamiento para la insuficiencia renal.
“Nuestras estimaciones para 2030 indican que la incidencia de la enfermedad renal crónica crecerá rápidamente en las próximas décadas y el número de personas que necesitarán diálisis o trasplante de riñón será más del doble, es decir, 5 millones”, alerta. “Por eso, necesitamos desarrollar técnicas de diálisis de bajo coste, así como implementar programas de prevención en toda la población para hacer frente a los principales factores de riesgo de la etapa final de la enfermedad renal, en la que se incluye el riesgo de diabetes, presión arterial alta y obesidad”.
Perkovic y sus colegas procesaron todos los datos disponibles en la base de datos Medline sobre estudios observacionales y de registros renales, y contactaron con expertos nacionales para recopilar datos sobre el número real de pacientes en diálisis o trasplante renal en 123 países, que representan el 93% de la población mundial.
Para la proyección a 15 años, utilizaron un modelo matemático con el fin de calcular la posible necesidad de TSR en cada país, así como la proyección de necesidades para 2030. Los hallazgos muestran que en 2010, 2,62 millones de personas fueron tratadas con TSR, de las que un 78% precisaron diálisis. La mayoría (92,8%) de los pacientes tratados vivía en países ricos, y sólo un 7,2% en los países de ingresos medio-bajos y bajos.
“Este escenario sugiere que en 2010 entre 2,3 millones y 7,1 millones de personas, que podrían haberse salvado gracias a las TSR, murieron prematuramente porque el tratamiento no estaba disponible”, subraya Perkovic. Los autores pronostican que el número de personas que recibirán TSR será de 5,4 millones en 2030.
El mejor sustitutivo
Como resultado de esta investigación, se ha convocado un concurso mundial para diseñar el tratamiento de diálisis más asequible, con un premio de 100.000 dólares. “Si podemos desarrollar una máquina de diálisis de bajo coste, que funcione con energía solar y utilice fuentes de agua locales, muchas más personas tendrían acceso al tratamiento y millones de vidas podrían salvarse”, añade el experto.
El premio está patrocinado por el Instituto George, la Sociedad Internacional de Nefrología y la Sociedad de Asia Pacífico de Nefrología, con el apoyo de la Fundación de la Familia Farrell.
FUENTE: The Lancet (2015); doi:10.1016/s0140-6736(14)61601-9