El ginkgo (Ginkgo biloba L.) es un árbol dioico (existen pies femeninos y pies masculinos), caducifolio, con hojas en forma de abanico, que procede del este asiático, donde en algunas zonas se le considera árbol sagrado y se cultivo cerca de los templos. Es un auténtico fósil viviente, representante único de la familia de las ginkgoáceas, que hace millones de años pobló extensísimas zonas del planeta. Actualmente, en nuestras latitudes solemos encontrarlo como especie ornamental en calles y parques, donde se ha adaptado muy bien.
Las hojas de ginkgo tiene diversas propiedades, entre las que destacan:
- Neuroprotector.
- Vasodilatador periférico.
- Protector capilar.
- Venotónico.
En medicina natural se ha utilizado en las siguientes situaciones:
Es un tónico venoso eficaz muy apropiado para paliar los problemas de la vejez causados principalmente por una circulación deficiente. Los componentes del ginkgo ejercen una acción conjunta muy positiva, especialmente sobre el sistema circulatorio, mejorando tanto la circulación venosa como la arterial y la capilar. Por esta razón, el extracto de ginkgo se recomienda en casos de:
- Riego insuficiente en el cerebro, que se manifiesta en vértigos, cefaleas, zumbidos en los oídos, pérdida de equilibrio, perdida de memoria, etc.
- Trastornos vasomotores: fragilidad vascular, pies o manos “dormidos”, sabañones.
- Arteriopatías de los miembros inferiores: riego insuficiente en las piernas, varices, flebitis, piernas cansadas, tobillos hinchados.
Fuente: Vanaclocha B, Cañigueral S (ed.2003). Fitoterapia: Vademecum de prescripción.