En nuestra consulta hemos visto casos de pacientes con un rendimiento deportivo elevado, que al acudir a su medico de cabecera han recibido asombrados una citación para el especialista al observar una frecuencia cardíaca excesivamente baja, lo que conocemos con el nombre de “bradicardia”.
Si bien es cierto el dicho “más vale prevenir que lamentar”, a continuación explicamos por que ocurre esto en deportistas de todos los niveles.
Como decimos, es una experiencia habitual el hallazgo, en sujetos entrenados, de frecuencias cardíacas de 40-50 pulsaciones por minuto, mientras las personas sedentarias presentan frecuencias de 65-70.
Este efecto fisiológico no esta influenciado por el tipo de entrenamiento: se puede encontrar tanto en los deportistas aeróbicos como en los anaeróbicos.
La bradicardia es debida a la reducción de la actividad nerviosa simpática sobre el corazón y a un enlentecimiento del “marcapasos”: el nodo senoauricular, inducido por la práctica regular de la actividad física.
La frecuencia cardíaca es más baja en el sujeto entrenado respecto al sedentario, incluso en el curso del ejercicio.
Clínica de Nutrición Biodieta