Mucha gente se acerca a felicitar al doctor Surendra Shastri después de su intervención en una de las jornadas plenarias del congreso de Oncología que hasta el martes se celebra en Chicago (EEUU). Este oncólogo del Hospital Tata Memorial de Bombai, India, acaba de ser reconocido por la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO, según sus siglas en inglés) por su contribución a la prevención del cáncer en las poblaciones más desfavorecidas.
Shastri lleva más de 20 años dedicado a la Oncolología en su país, y sus estudios sobre cómo detectar a tiempo el cáncer de cuello de útero con una solución a base de vinagre podrían haber salvado la vida a más de 22.000 mujeres en India, y 726.000 en todos los países de bajos ingresos donde este cáncer supone un verdadero problema de salud pública.
El cáncer cervical es un buen ejemplo de ello. Como dice el propio Shastri con realismo, la citología no es una prueba fácilmente implantable en determinados escenarios; “se necesitan patólogos y técnicos de laboratorio bien formados, buenas técnicas de control de análisis…”. En cambio, una sencilla inspección visual del cuello del útero de las mujeres con una solución a base de ácido acético (un ingrediente del vinagre), ha demostrado en un ensayo con miles de mujeres de varios distritos rurales de la India que puede reducir un tercio la mortalidad por cáncer de cuello de útero.
Este tumor, causado por una infección de transmisión sexual, y con una alta tasa de curación si se detectan a tiempo las lesiones premalignas, es el más frecuente entre mujeres indias, y es también la primera causa de muerte por cáncer en el país asiático. Mientras las citologías regulares en el primer mundo han permitido reducir su mortalidad a cifras insignificantes, se calcula que en países en desarrollo causa unas 200.000 muertes anuales.
La estrategia impulsada por Shastri para relizar estas inspecciones visuales, como alternativa a la citología que se lleva a cabo en los países occidentales, cuenta con el aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el apoyo de la Fundación Bill y Melinda Gates, además del propio gobierno indio. Al contacto con el ácido acético, las células premalignas adquieren inmediatamente una coloración blanquecina que puede apreciarse a simple vista, mientras que las sanas mantienen su coloración. La prueba no cuesta más allá de 30 rupias, algo menos de un euro, según datos de la revista Forbes.
Más vale prevenir
Shastri es un firme convencido de la importancia de la prevención del cáncer, especialmente en países con pocos recursos (en los que vivirá una buena parte de los pacientes con cáncer en el futuro cercano). “Todo comienza diciéndole a la gente que hay maneras de prevenir el cáncer. Porque a menudo las prioridades de los habitantes de estos países son ciertamente diferentes, y están mas preocupados por buscar alimentos para sus hijos que por el cáncer”.
El doctor reconoce que para implementar los programas de prevención ha sido necesario vencer algunas barreras culturales, “afortunadamente aprendimos cómo funciona el sistema y la importancia de implicar a los líderes de opinión de la comunidad. Fuimos con nuestro programa a esos líderes de la comunidad y les convencimos de la importancia de la detección precoz de estos tumores. Y esos líderes tienen mujeres, que fueron las primeras en participar en el programa, porque son inteligentes y entendieron a la primera que era importante para ellas”.
El siguiente caballo de batalla de Shastri parece ser el cáncer de mama. Como él mismo explica a este periódico, su equipo está llevando a cabo un ensayo para demostrar si las exploraciones de la mama rutinarias -“llevadas a cabo por personal adecuadamente entrenado”- son igual de eficaces que la mamografía en la detección precoz de tumores en el pecho.
En la estrategia preventiva que defiende Shastri contra el cáncer no hay lugar tampoco para el tabaco. Sus esfuerzos han permitido implementar en India una ley que prohíbe fumar en lugares públicos, aunque reconoce que esta cuestión sigue siendo un gran problema en países como India y otros vecinos del sudeste asiático, donde defiende una receta integrada por “más impuestos, educación y leyes más restrictivas”.
A pesar de que el Premio Humanitario 2014 de ASCO reconoce su trayectoria individual, él prefiere compartirlo y dedicárselo a sus compañeros y familiares “por apreciar mi trabajo y animarme a continuar a pesar de las numerosas dificultades que nos hemos encontrado a lo largo del tiempo”. Dice que las sonrisas de la gente a la que ayuda son el mejor incentivo para continuar su carrera.
FUENTE: El Mundo (Maria Valerio)