Se le definió como el elixir de la juventud, el milagro antiedad, pero algunas investigaciones están quitando medallas al resveratrol, el compuesto del vino tinto del que tanto se ha hablado en los últimos años. ¿Se trata del ocaso de la sustancia?
Un estudio publicado esta semana en la revista JAMA Internal Medicine cuestiona la capacidad del resveratrol para mantener alejadas las enfermedaes cardiovasculares o el cáncer, e incluso sus cualidades antienvejecimiento. Se trata de un estudio de cohorte con algunas limitaciones, pero no es la única investigación que ha arrojado resultados negativos en relación al polifenol.
Para Ramón Estruch, investigador del CIBERobn y director de un grupo de investigación sobre antioxidantes naturales de la Universidad de Barcelona, este revés no significa que el resveratrol vaya a convertirse en el próximo ”milagro nutricional’ que acaba defenestrado. “Hay una gran cantidad de evidencia científica que valida el efecto protector de los polifenoles”, subraya. “Pero lo que están sugiriendo distintos trabajos es que el resveratrol no es la única sustancia beneficiosa. La clave parece estar en la suma de todos”, indica.
Parece que es el conjunto y no la unidad lo que aporta beneficios, señala. Y, en ese sentido, también es clave tener en cuenta el patrón de alimentación en el que se produce el consumo de polifenoles.
Alfredo Martínez, catedrático de Nutrición de la Universidad de Navarra, apunta que es mucho lo que hay que dilucidar antes de sacar una conclusión definitiva sobre antioxidantes como el citado. “Por ejemplo, hay que aclarar un punto que han señalado algunas investigaciones y es el hecho de que se muestran más activos en personas que presentan un desequilibrio oxidativo que en personas sanas”, señala. Por otro lado, también es clave desentrañar el papel que juega la microbiota intestinal a la hora de mediar en su efecto y los mecanismos que intervienen en su absorción.
“Se sabe que tienen un gran potencial, pero también hay que aclarar muchas zonas oscuras que siguen existiendo”, señala.
El trabajo que publica JAMA Internal Medicine realizó un seguimiento a 783 hombres y mujeres mayores de 65 años que vivían en dos localidades de la Toscana italiana y formaban parte del estudio Envejecer en la región del Chianti, un trabajo que se llevó a cabo entre 1998 y 2009 y pretendía, entre otros objetivos, evaluar las bondades del resveratrol.
Además de tener en cuenta sus características demográficas, hábitos de vida y medicación habitual, entre otros factores, los investigadores analizaron la cantidad de vino y otros alimentos ricos en resveratrol que los participantes consumían al día -prácticamente ninguno tomaba suplementos- y midieron los marcadores del consumo de este polifenol que estaban presentes en la orina. Durante una media de nueve años, estudiaron a la muestra y contabilizaron el número de problemas cardiovasculares, tumores y muertes que se producían. (De los 639 que no tenían enfermedad cardiovascular al inicio del estudio, 174 la desarrollaron. Del mismo modo, de 734 sin cáncer al inicio, 34 lo padecieron durante la investigación).
Los resultados del análisis mostraron que los metabolitos del resveratrol presentes en la orina no se relacionaban de una manera significativa con la longevidad ni con la aparición de enfermedades cardiovasculares u oncológicas. “No ejercía una influencia sustancial en el estado de salud ni la mortalidad de la población de este estudio”, señalan los autores del trabajo en la revista médica.
Sin embargo, según señala Estruch, la metodología del trabajo no permite establecer “una relación de causalidad” entre los factores analizados. Además, dado que la población estudiada vivía en Italia, es muy probable que siguieran una dieta mediterránea, por lo que su papel también podría haber influido en el riesgo cardiovascular.
“Los estudios deben continuar antes de sacar una conclusión definitiva. Este trabajo aporta un granito de arena en la investigación”, señala por su parte Estefanía Toledo, profesora de Medicina y Salud Pública en la Universidad de Navarra.
FUENTE: JAMA Intern Med. Published online May 12, 2014. doi:10.1001/jamainternmed.2014.1582