Científicos españoles han demostrado en un experimento realizado con ratas obesas que consumir probióticos durante 30 días ayuda a disminuir la acumulación de grasa en el hígado. Este hallazgo, que publica la revista PLOS ONE, supone un importante avance en la lucha contra la enfermedad del hígado graso no alcohólico, asociada a la obesidad y a la diabetes.
Los investigadores, pertenecientes al grupo ‘Bioquímica de la Nutrición. Implicaciones Terapéuticas’ y al Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos José Matáix de la Universidad de Granada, han demostrado que la administración de tres cepas de probióticos disminuye la acumulación de grasa en el hígado de ratas obesas.
La acumulación de grasa en el hígado se denomina esteatosis y constituye el primer estadio de la enfermedad asociada a la obesidad y a la diabetes. Dado que la prevalencia de estas dos patologías es cada vez mayor, esta enfermedad se ha convertido también en un problema de salud que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Los probióticos son microorganismos (bacterias o levaduras) que confieren efectos saludables a la persona que los toma en cantidades adecuadas. Tradicionalmente, sólo se consideraban microorganismos vivos, pero el concepto se amplió pues algunos microorganismos muertos, o incluso componentes de éstos, pueden exhibir propiedades probióticas.
Los investigadores de la UGR trabajaron con tres cepas que están depositadas en la Collection Nationale de Cultures de Microorganismes del Instituto Pasteur: Lactobacillus paracasei CNCM I-4034; Bifidobacterium breve CNCM I-4035 y Lactobacillus rhamnosus CNCM I-4036.
En un primer experimento, llevado a cabo en voluntarios sanos, los investigadores, demostraron que las tres son perfectamente toleradas y seguras para su consumo humano.
Ratas Zucker
En el presente estudio, las cepas se administraron durante 30 días en la dieta a ratas Zucker. Estas ratas desarrollan obesidad debido a una mutación en el gen que codifica el receptor de la leptina, hormona que transmite al organismo una señal de saciedad. La rata Zucker constituye uno de los modelos genéticos de obesidad mejor caracterizados.
En el trabajo, los autores describen que la administración de los probióticos produjo una acumulación de lípidos (mayoritariamente triacilgliceroles) en el hígado significativamente menor que la que tuvo lugar en ratas alimentadas con un placebo.
“Este hallazgo se acompañó de unos menores valores de moléculas proinflamatorias (factor de necrosis tumoral-a, interleuquina-6 y lipopolisacárido) en el suero de las ratas alimentadas con probióticos, efectos que no se observaron con el placebo”, afirma el autor principal del estudio, el profesor de la UGR Luis Fontana Gallego.
Según señalan los investigadores, la enfermedad hepática no se curará con probióticos, pero estos microorganismos sí pueden servir como terapia coadyuvante a otros tratamientos.
FUENTE: Plos one (2014); doi: 10.1371/journal.pone.0098401