Algo tienen las patatas fritas para provocar que cuando se abre una bolsa no se pueda parar de comer hasta acabarla. Científicos alemanes han estudiado el patrón de actividad que produce nuestro cerebro y han determinado que la razón de que sean irresistibles no reside en su palatabilidad, es decir, en su alto contenido en grasa y carbohidratos, como se creía hasta ahora.
En un estudio publicado este año en la revista PloS One, los científicos analizaron la activación del cerebro de ratas alimentadas con patatas fritas y de ratas alimentadas con comida estándar. El estudio se extendió a un tercer grupo de ratas alimentadas con una mezcla de grasas y carbohidratos semejantes a las de las patatas fritas.
Los resultados de las resonancias magnéticas mostraron que los animales alimentados con patatas fritas experimentaban una mayor activación de regiones del cerebro relacionadas con el sistema de recompensa, la ingesta de comida, el sueño y áreas motoras.
Estas ratas reaccionaron mucho mas que las alimentadas con comida estándar o con la mezcla de carbohidratos y grasas, lo cual demuestra que el efecto adictivo de las patatas fritas no puede explicarse solamente por su contenido calorico, como estudios previos sugerían.
Se abre una interesante vía de investigación para reconocer el compuesto de las patatas fritas que provoca estas reacciones en el cerebro.
El hecho de que algunas personas no les atraiga este tipo de comidas reside en que posiblemente la intensidad con la que se activan los sistemas de recompensa en los individuos varia en función de su gusto.
Si la ciencia consigue desvelar cual es el componente que activa el circuito de recompensa del cerebro, podrían desarrollarse nutrientes que al añadirse a estos alimentos inhiban su efecto. Ayudaría a bloquear esta atracción por los snacks y dulces.
FUENTE: Hoch T, Kreitz S, Gaffling S, Pischetsrieder M, Hess A (2013) “Manganese-Enhanced Magnetic Resonance Imaging for Mapping of Whole Brain Activity Patterns Associated with the Intake of Snack Food in Ad Libitum Fed Rats.” PLoS ONE 8(2): e55354. doi:10.1371/journal.pone.0055354