La exposición a químicos que encontramos a diario en el ambiente, puede influir en trastornos metabólicos como la obesidad, en nuestros descendientes.
Los hidrocarburos y los plásticos pueden promover enfermedades transgeneracionales. Este fenómeno se debe a la herencia transgeneracional epigenética. Al mismo tiempo que los animales heredan características de las secuencias de ADN de sus padres, también tienen una herencia epigenética con la activación o desactivación de algunos genes.
Es interesante como en los ensayos clínicos se observo que las enfermedades no se transmitían en la primera generación, que serian los hijos, sino en los bisnietos. El estudio hecho en ratones sugiere que una exposición ancestral de tus abuelos y bisabuelos puede aumentar tu susceptibilidad a desarrollar obesidad.
El periodo mas sensible para la exposición es durante la formación del feto, cuando se esta formando “en masculino o femenino” es cuando hay mas probabilidad de a ser reprogramado. Esto es un fenómeno epigenético, según los especialistas se evidencian tres generaciones mas tarde debido a que permanentemente cambiamos las células germinales. En este caso concreto es el esperma, que tiene una firma epigenética que, básicamente, se transfiere a toda la descendencia subsecuente siendo una forma hereditaria “no genética”.
Si nos fijamos en las tasas de obesidad de los años 50 y principios de los 60, eran relativamente bajas. Si miramos los niveles de obesidad de la actualidad las cifras son alarmantes, sobre todo en la población infantil.
En tres generaciones se ha producido un aumento drástico de la obesidad. Un factor que no puede atribuirse a la genética o a ninguna otra cosa que no sea influencia medioambiental.
FUENTE: Skinner, M. PLOS ONE