La densidad calórica puede definirse como la cantidad de energía útil metabólicamente disponible por unidad de volumen de alimento. Se come con la finalidad de saciarse, no para conseguir una cierta cantidad de calorías y el peso del alimento que se consume es mas constante que las calorías ingeridas.
Asi pues, es la densidad energética y no lo grasa, la que determina una ingesta mayor o menor.
Los componentes que mas determinan la densidad energética son el agua y la grasa. El contenido de agua reduce la cantidad energética de los alimentos, ya que les proporciona peso pero no energía. La fibra tiene un efecto menor, pero muy importante. A mayor cantidad de agua y fibra, menor contenido en grasa, menor densidad calórica y mayor volumen, mayor distensión gastrica, y por tanto mayor saciedad.
Los estudios a corto plazo han demostrado que los alimentos de baja densidad producen un aumento de la saciedad, disminuyendo el hambre y la ingesta energética. Los estudios a largo plazo muestran perdidas de peso moderadas con dietas de baja densidad y el aumento de la ingesta de fibra incrementa las pérdidas de peso.
Muchos de los alimentos actuales tienen alta densidad energética. Este incremento, por aumento de la proporción de grasa y azúcares en los alimentos tiene una importante influencia sobre el consumo energético diario, con un exceso energético consumido pasivamente del 20-40%.
Debemos prestar especial atención a la población infantil, aquí el incremento en la densidad energética de los alimentos consumidos, sobre todo los de “comida rápida”, se debe al incremento de azúcares y al elevado aporte de grasas de tipo trans.
FUENTE: Vázquez Martinez C, Calañas Continente A, de Cos A I, Ortega Anta R M, Ballesteros Arribas JM. “Aspectos nutricionales en la prevención de la obesidad y la diabetes mellitus 2”. Nutrición y alimentación en promoción de la salud.;2007; 16: 240-241