La jornada laboral atípica, es decir, aquella que alterna turnos de mañana con turnos de noche trastoca el ritmo diario ocasionando un coste para la salud.
Las personas que tienen turnos de trabajo irregulares poseen mayor riesgo de padecer enfermedades como la obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño, problemas digestivos, deficits en micronutrientes, depresiones, etc.
Algunos de estos problemas de salud pueden estar en parte relacionados con el estilo de vida y con los patrones irregulares de alimentación asociados a la jornada laboral rotativa, pero también pueden reflejar alteraciones metabólicas mas severas. Trabajar por las noches va en contra de los ritmos circadianos del organismo, el reloj biológico vinculado a la luz solar y a la temperatura, sufre una fuerte alteración durante estas jornadas.
Estudios científicos actuales apuntan que una restricción prolongada del sueño y la alteración circadiana alteran drásticamente el metabolismo, disminuyen la tasa metabólica basal, aumentan los niveles de glucosa en sangre y a consecuencia de ello el riesgo de padecer obesidad y diabetes se incrementa.
La distribucción energética a lo largo del día también se ve afectada en este tipo de jornadas laborales. Los individuos que presentan estos horarios tienden a consumir “comidas rápidas” en vez de realizar comidas elaboradas.
FUENTE: EUFIC