La castaña es un fruto seco que posee un aporte energético moderado, por debajo del resto de frutos secos que conocemos. Por su riqueza nutricional, en folatos y potasio, se puede incluir en cualquier dieta balanceada. Nos aporta una cantidad significativa de hidratos de carbono complejos, en concreto almidón.
En la antigüedad, la castaña fue una alternativa al arroz, el pan y la patata. Su bajo contenido en grasa y sodio la hacen un buen alimento para aquellas personas que padecen trastornos cardiovasculares.
Las castañas nos aportan Vitamina E, micronutriente que suele ser deficitario en la dieta.
Se recomienda consumirlas crudas para mantener todos los nutrientes. En nuestro país es típico tomarlas asadas y su mejor época es el Otoño. Si se consumen crudas suelen causar flatulencias.
Por su alto contenido en hidratos de carbono no es recomendable incluirlas en cualquier tratamiento destinado a pacientes con diabetes mellitus.
Las castañas son utilizadas por los franceses para elaborar el marrón glacé. En nuestra gastronomía se utilizan como guarnición de carnes cinegéticas (en puré) y como postre habitual.
Clínica de Nutrición Biodieta