Existe una clara relación entre la migraña, cuya característica fisiopatológica mas principal es el vasoespasmo, y diversos factores dietéticos que se reconocen como causantes.
El ayuno: El ayuno prolongado provoca crisis en un alto numero de pacientes. El ayuno condiciona hipoglucemia, que se resolverá con un aumento en la liberación de las “hormonas de estrés”; será la hiperactividad simpática la que provoque la cefalea. Por lo tanto, este desencadenante daría lugar al vasoespasmo que inicia la migraña. Es mas frecuente este fenómeno en la infancia, de modo que puede observarse en el 30% de los migrañosos menores de diez años, para, posteriormente ir reduciendo su frecuencia a medida que aumenta la edad.
El alcohol: El alcohol es causante de las cefaleas en un numero elevado de consumidores que padecen de migrañas. No solamente el alcohol esta implicado en la génesis del dolor, otros productos asociados como los taninos, también pueden participar. La cefalea se produce en las dos primeras horas tras la ingestión (coincidiendo con la máxima alcoholemia); si comienza después 5-10 horas se trata del denominado “síndrome de resaca”.
La cefalea no acontece de un modo inmediato porque la acción del alcohol en su génesis es indirecta: la capacidad vasodilatadora del alcohol provoca una disminución en la tensión arterial sistémica, y para compensar dicho descenso aumenta la actividad del Sistema Nervioso Simpático, con la consiguiente vasoconstricción. Al final de dicha vasoconstriccion, comienza la cefalea.
Otros factores: Los condimentos y conservantes de determinados productos alimentarios pueden desencadenar cefalea por un mecanismo de vasodilatación. Nos referimos a los nitritos (cefalea del “perrito caliente”) y el glutamato monosodico (“síndrome del restaurante chino”). Es probable que en algunos de estos casos un déficit enzimático en la pared intestinal de estos pacientes deje pasar sustancias vasodilatadoras al torrente circulatorio.
Es importante señalar que no es necesario ser migrañoso para tener cefaleas por alimentos. Desencadenantes conocidos como el chocolate, queso, comidas grasas (hígado de pollo, paté), frutas (cítricos, plátanos, higos, pasas, papayas, ciruelas rojas, aguacates), tomates, cebollas, frutos secos, huevos, alimentos fermentados, preservados en vinagre o marinados. Debe tenerse en cuenta que, en la práctica clínica, estas asociaciones entre alimentos y cefalea seguramente estén sobreestimadas.
La tiramina y la feniletilamina (por su acción vasoconstrictoras) serian responsables de la clínica, consecuencia de vasodilatación de rebote, pero no debe descartarse un mecanismo inmunoalérgico.
La riboflavina (vitamina B2), administrada a dosis de 400 mg/dia parece ser eficaz a la hora de prevenir los ataques de migraña. Mas del 50% de los pacientes reducen a la mitad el numero de crisis con esta medida preventiva.
FUENTE: Hernando Requejo V. “Nutrición y Enfermedades Neurológicas”. Nutrición y alimentación en promoción de la salud.; 2007; 13:194-195.