Hace unos días publicaban en la revista JAMA los resultados de un estudio en el que se afirmaba que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 no se relacionan con un menor riesgo cardiovascular, muerte súbita, derrame cerebral o isquemia.
Hasta ahora era conocido el efecto protector de los omega-3 frente al riesgo cardiovascular y por ello se recomendaba el consumo de pescados azules ricos en esta sustancia. Aunque el efecto no estaba claro, se postulaba la capacidad de los ácidos grasos omega-3 para reducir los niveles de trigliceridos, prevenir arritmias graves e incluso reducir la placa de ateroma y la presión arterial.
En el ensayo clínico que contó con una muestra de casi 70.000 pacientes no se vio ninguna asociación estadisticamente significativa entre los resultados cardiovasculares de los pacientes y el uso del ácido graso. Por tanto, no se justifica el uso del suplemento en clínica administrado de forma diaria, ni tampoco incluido en la dieta.
La polémica esta servida, ya que los especialistas en nutrición creemos en el beneficio de los ácidos grasos poliinsaturados y en su prevención cardiologica. Mientras tanto la FDA (Administración de Alimentos y Fármacos de EEUU), ha aprobado su uso en clínica solo para tratar la hipertrigliceridemia.
FUENTE: JAMA. 2012; 308 (10): 1024-1033.doi: 10.1001/2012.jama.19374